E l amor es un sentimiento sagrado, así lo defino yo, aunque la ciencia lo defina como algo abstracto, y que no tiene una forma concreta por la que se pueda palpar o mirar, a mi criterio, si la tiene; es cuestión de analizarlo puesto que su forma se expresa de diferentes maneras, pero el mundo lo visualiza como un impulso, o quizás algo temporal, pero no es así.
El amor radica dentro del alma y nunca muere, como decía el maestro Cabral, si acaso se mueve de lugar, y así es. Si vemos como somos capaces de enamorarnos de alguien, pero cuando esa llama de la emoción se apaga, creemos que el amor murió, pero no es verdad, simplemente disminuyó la intensidad, más luego el corazón se inclina por buscar otra avenida donde el amor pueda radicar y renacer, ya sea buscándolo en otra persona, o en actividades que nos complementen o llenen espacios o vacíos, por lo que, yo creo que el amor es como el tiempo, son valores del alma que no se pueden desperdiciar.
Debemos, tenemos el sagrado deber de vivir enamorados. ¿Quién es el valiente que puede entender la vida sin amor? Sin amor, con toda seguridad, estamos opositando a la peor de las desdichas. El amor no se cuantifica con medidas al uso; es decir, ¿qué vale un kilo de amor? No. El amor no tiene precio y, como digo, no existe sistema métrico decimal que lo pueda medir. El amor vive dentro de tu corazón para ser regalado hacia los demás; pero en todos los frentes del universo.
Me vale el amor de pareja, el amor hacia los padres, los hijos, los nietos; pero siempre, la vida, rociada de amor. Y en mi caso, como mujer, al margen de todo el amor que siento por los míos, sin duda, por los más; por todo el universo por aquello de que todos somos hijos de Dios, sentir el amor por el hombre amado, eso ya es como tocar el cielo con mis manos.
Gracias, mi Dios, que me permitiste ser como soy; que pusiste un corazón en mi pecho para que sintiera las emociones más lindas del mundo gracias al amor. TE AMO, justamente dos palabras que nos pueden llevar al Paraíso. |