Q uerido don Rafael.
Permítame que le llame amigo, don Rafael, aún sin conocerle puesto que, gracias a mi admirado amigo Pla Ventura, -yo le llamo Luís- he sabido de usted, de su vida, de su creatividad en todos los órdenes.Su libro, su biografía, la que con tanto acierto ha plasmado Luís, es todo un recorrido por su espectacular existencia de la que, a no dudar, todo el mundo debería de tomar lección.
Conmueven las letras de este libro; ahí se unen la sencillez, la verdad, el ejemplo, la constancia, el talento y tantos valores que adornan su ser, don Rafael, que me he quedado emocionada.Me emocioné muchísimo, emoción que subió de tono cuando le mostré el libro a mi viejita que, con casi su edad, ella misma sonrió al ver la foto de su libro; un español de mi tiempo, me dijo ella emocionada.  Pla Ventura, junto con el Padre Manuel Chouciño Pardo, autor del prólogo del libro.
Pese a conocer mucho a Pla Ventura, todavía me pregunto si en verdad el mérito de la grandeza de Sencillamente…don Rafael, es de Luís o de usted; yo diría que ambos, juntos, formaron un binomio extraordinario para que ahora todos nos sintamos felices.
Me gustaría, señor Climent, amigo querido, recrearme en tantos pasajes de su obra que, permítame que le diga que me cautivó; ese libro, por su sencillez, tiene magia para que, cualquiera, al comenzar a leer quede impregnado por el amor que ahí se rezuma, hasta el punto de no cejar en su lectura desde el principio hasta el final; su libro, don Rafael, conecta, amarra, atrapa al lector con las “garras” de su sencillez, algo tan inusual en los tiempos que corremos.
He podido saber del arraigo que ha tenido su obra en todas las partes del mundo y, en Venezuela, mi tierra, no podía ser una excepción. Luís que es toda una ventana abierta frente al mundo, ha tenido la gentileza de regalarnos su libro para que todos fuéramos felices y, lo que es mejor, para que todos pudiésemos ver la grandeza de dicha obra que, si de por sí misma es bellísima, el hecho de su finalidad no sé de quién dice más, de usted o de Luís; digamos que de ambos, ¿verdad?
Y no son lisonjas lo que le regalo, don Rafael; no tengo ningún motivo para hacerlo. Pero sí me pide mi corazón estas letras para evocar su dignísima figura, su recto proceder en su ya larga vida a la que le pido a Dios la cuide durante muchos años.
Hombres como usted son los que dignifican el mundo, los que engrandecen a la sociedad en que viven y, sus letras, digamos que sus vivencias, su vida toda, es un claro ejemplo de lo que digo.Este libro, don Rafael me confirma muchas cosas, entre ellas, la amistad que mantiene usted con Pla Ventura, la que dice todo de ese narrador español que me honra con su amistad y su cariño.
Buen dueto el que forman ustedes; ya es difícil, tras leer el libro, saber discernir quién es más amigo de quién, o Pla Ventura de usted o usted de él. Pero eso lo decidirán los lectores cuando hayan leído el libro. Gracias a Pla he sabido yo de su vida, de sus valores tan bellos; y gracias a la vida pude conocer a Pla Ventura, un lujo al alcance de poquitas personas en el mundo. |