E NTRE TODOS es el título con el que TVE abre por las tardes un programa novedoso para muchos españoles, por un lado, para dar cauce a peticiones de todo tipo que formulan diferentes personas necesitadas y, por otro, a las ayudas que proporcionan los espectadores, alguno de los cuales intervienen en directo y otros, la mayoría, comprometen sus aportaciones a través de llamadas telefónicas.
No voy a entrar en valoraciones sobre la forma en la que se realiza este programa, sin dejar de reconocer que llega a despertar emociones contradictorias, algunas positivas y otras no tanto. Justificando quizás las negativas, no escasean las críticas de quienes ven en este tipo de iniciativas la promoción del “amarillismo” más rancio, cuando no una vulneración de la dignidad de las personas, porque (dicen) se abusa de demagogia por no decir que se potencia la lástima hacia las personas, en lugar de denunciar lo que es injusto, como por ejemplo, que la Ley Dependencia no funciona, que el estado de bienestar está en retroceso o que no existe un criterio de universalidad para apoyar a los necesitados. Si llueve porque llueve y si no llueve porque no llueve, nunca lo hace a gusto de todos. 
Ciertamente, no es de televisión o de sus programaciones de lo que van estas reflexiones, sino de lo que inspira el programa en cuestión que, por primera vez en mucho tiempo, deja de lado otras cuestiones mundanas, de escaso interés cultural o pedagógico. Se pone de relieve una realidad social preocupante y simultáneamente una esperanza para su abordaje, medida en términos de solidaridad multitudinaria, por cierto, en muchos casos protagonizada por personas humildes, que atienden a la llamada de los que piden ayuda.
En situaciones de grave deterioro económico y dificultades muy variadas como las que devienen de una crisis que ya dura mucho tiempo, en términos prácticos, para quienes las sufren hoy, de poco sirve en lo inmediato -aunque sea siempre necesario- apelar como único recurso a la legalidad vigente, reclamar nuestros derechos y exigir responsabilidades y que se cumplan las promesas. Las carencias de lo básico no entienden de tiempos, porque suplirlas mañana puede ser tarde; hay que actuar ya. 
Mientras se buscan las responsabilidades de tanto embrollo o nos limitamos a criticar -sin más- perdemos un tiempo precioso. Discutir si conviene colaborar así o de otra manera; si la caridad puede ser una solución, incluso para suplir a la justicia; si debemos reprimir las lágrimas para preservar nuestra dignidad y la de otros; si tenemos que mirar para otro lado, mientras a nuestro alrededor aumenta la desesperación, etc., ¿a dónde nos conduce?. Saber si son galgos o podencos no nos sacará de este lío; “no importa que el gato sea blanco o negro, lo importante es que cace ratones”, por eso la ayuda que se preste, tenga el formato que sea, siempre será bienvenida para aquellos que la precisan. |