Así estamos hoy, a dos años de tu mudanza. Y siento que esto, en realidad, es lo que vos querías.
Siento alegría ...
Sí, siento alegría ...
Y me digo, pero ¿sentir así? ... ¡es tan loco! ... y sin embargo, no lo es tanto, porque vos seguís siendo un tipo libre, alegre y felíz.
Recuerdo aquél día ...
Y , sí ... ¿viste? ... fijate no, no lo pintaron de rojo, por más que vos habías dicho ... fue de un formal gris... Quizás, no encontraron, no había ... Y la mudanza duele, a los que se quedan ...
Y pensar que ese día vos te fuiste al Cielo, al ritmo de plena ... ¿no?.
Es más te veo bailando y girando, vestido de santo, con la camisa suelta y ese sombrerito blanco y te escucho cantando ... esa canción, que no era tuya, sino del negro Rada, pero que te gustó tanto ...
¡ La ra la la la, la la la ra la la lá ...!
Una plena ... ¡Sí, Señor! ... esa canción de Puerto Rico, que compuso un uruguayo al “que le gusta el tango, porque siempre muere o sufre un argentino”... ¡JA JA JA! ...¡Qué cosas decías! ... y hoy justo hoy, fijate vos, que tremendamente curioso me resulta ...
Una plena portorriqueña ... y después de todo ... ¿por qué no? ... si esta Tierra, este mundo entero fue tu hogar, tu “palacio de cinco continentes” ...
Además, allá en Puerto Rico ... también, hubo amor.
Y ... ¿cómo no te ibas a ir contento ese día ... si ibas al encuentro de Dios TODO ?...
¡Volvías a tu casa! ...
A la casa de tu Padre, a la única casa, que tuviste siempre y siempre tendrás... y ¡en toda tu vida!, ... y porque esa fue siempre tu elección.
Quizás te tomó de sorpresa la manera como te llamó, ¡claro! ... A nosotros también, pero te tomó despierto ... ¡BIEN DESPIERTO!, como vos querías. Y no te demoraste ni un segundo es cuestionar la forma, simplemente alistaste bien tus alas blancas ... y al ritmo de plena ... te fuiste bailando hacia allá, hacia el amanecer, por ese boulevard ... Y te fuiste, como habías vivido aquí ... loco de LIBERTAD, de colores, de alegría, de plenitud, de AGRADECIMIENTO y de AMOR.
Y antes de entrar por la Puerta Grande, te diste vuelta y nos miraste ... Si, nos miraste un breve instante, por encima de tu hombro ...
Y te dimos un poquito de pena ...
Pero enseguida se te pasó porque nos dejaste muy claro durante toda tu estancia en esta Tierra, que: “NO HAY MUERTE, HAY MUDANZA” ... es decir, que la vida no termina, continúa, es eterna ... entonces ...
¿Por qué no ser felices? ...
¿Por qué no vencer al miedo? ...
¿Por qué no empezar de nuevo todos los días ... si total, tenemos todo el tiempo que hay? ...
¿Para qué las culpas ... los arrepentimientos ... “los si hubiera”? ...
¿Y el amor? ... El amor es eterno, y sólo cambia de lugar ...
- Entonces Facundo ... ¿ de tristeza ... nada ? ...
- “¡No!”... porque:
Cuando yo me mude, no quiero llanto ni pena, prefiero que me recuerden bailando una rica plena ...
Y si aquí me quedo, tampoco me hago problema, porque vivo en la eternidad bailando hasta que vuelva ...
No quiero a la gente, todita de negro. Prefiero de rojo, vestir mis recuerdos ...
Y quiero al mundo, libre y despierto, viviendo alegre, en paz y amor.
Porque yo en la vida, he sido feliz, y me he mudado comiendo perdiz ...
Pero con vino tinto y pan ... Pero con vino tinto ... ¡JA JA JA! ...
- ¿Estás bien?...
- “¡SÍ, SEÑOR!”...
- ¿Sabés? ... sonrío y río con vos ... porque a tu pedido ... ¡ASÍ TE RECORDARÉ!, y “vestidita de rojo” ... ¡JA JA JA!... de ese rojo cálido, alegre y sonriente con el nos ENCENDISTE o ¿INCENDIASTE? alguna vez, a todos el corazón.