F acundo Cabral solía usar como personaje anecdótico a su madre. En un concierto abordó el tema de los candidatos políticos y su bipolaridad entre ser probable elegido y recién electo; para ello, parafraseó a la mujer, quien respondió a la pregunta de un presidenciable "¿Cómo la puedo ayudar?" con un tajante "con que no me j…. es suficiente" (se omiten las palabras altisonantes por respeto a los menores de edad y mujeres con alma pura; entre los señores no encontré ninguno así).
La política todo lo ha complicado a pesar de ser las cosas tan sencillas si se atendiera al sentido común. Y como muchos afirman que el sentido común es el menos común de los sentidos, puedo ejemplificar con algo harto conocido y coloquial: la petición diaria de las esposas a sus viejos. Sí, señor mío, refiero a ese asunto de no dejes los calcetines tirados, acomoda tus zapatos, recoge la herramienta que usaste, mira la ropa en el baño, no cambiaste el papel sanitario.
¿Acaso me contradice diciendo que eso no es sentido común? Pues miren ustedes, enseguida paso a citar una lista de reglas básicas para la buena convivencia que me llegó por la interné; todas ellas me parecen lógicas, amigables y necesarias. Se las dejo, háganles caso, sean felices y entréguenlas a cualquier candidato en campaña que vaya por su colonia.
¿Llegó? ¡SALUDE! ¿Se va? ¡DESPÍDASE! ¿Le hablaron? ¡CONTESTE! ¿Encendió? ¡APAGUE! ¿Abrió? ¡CIERRE! ¿Desarmó? ¡ARME! ¿Rompió? ¡REPARE! ¿Ensució? ¡LIMPIE! ¿Mojó? ¡SEQUE! ¿No sabe hacerlo mejor? ¡NO CRITIQUE! ¿No vino a ayudar? ¡NO ESTORBE! ¿Pidió prestado? ¡PAGUE! ¿No le pertenece? ¡NO SE LO LLEVE! ¿Habló de más? ¡SOSTÉNGALO! ¿Prometió? ¡CUMPLA! ¿Compró? ¡PAGUE! ¿Ama? ¡DÍGALO! ¿Le hicieron un favor? ¡AGRADEZCA! ¿No le hablaron? ¡NO INTERVENGA EN CONVERSACIONES AJENAS! Ah, no, jamás dije que fuera fácil, así ni chiste tendría la vida. |