P la Ventura se empeña en que yo le ponga letra a la música de nuestra amistad y, a tal efecto me pide una colaboración para su gran página Web y, lógicamente, mi corazón salvadoreño no puede resistirse ante la llamada de un ser al que admiro. Es fácil querer a Pla; su forma de vida y su manera de comunicarse con las gentes así lo demandan. No tengo argumentos para “defenderme” ante la llamada de Pla; como tampoco los tengo para sostener que mis letras puedan interesarle a nadie, salvo a él; quisiera estar a la altura de cuantos aquí escriben y, a su vez quiero dejar constancia de mi gratitud hacia Luís Pla que ha sido capaz de conquistar a miles de personas con su página, de forma concreta, a cuantos amamos la forma de vida de Facundo Cabral que, como Pla Ventura dice, en su honor se construyó esta casa cibernética. 
Mi forma de vida, me impulsa hasta participar en los bellos comentarios que a diario se escriben en esta Web que me tiene fascinada. Soy, así lo confieso, una amante de esta literatura, de este modo de vida que aquí se nos expone porque, ante todo, sostengo dentro de mi alma estas ilusiones que aquí se comparten. Aquí, como es notorio, no existe la maldad, ni tampoco las envidias; los corazones de cuantos aquí participan son de una generosidad sin límites. ¿Cómo negarme ante la invitación de Pla Ventura? Es imposible. Él sabe de mis ilusiones, como sabe del cariño que siento por la página y el gozo que para mí representa serle útil en sus deseos. Pla es un tipo singular, eso lo sabemos todos; y se palpa a diario con todo lo que le escriben sus admiradoras/es; yo soy, claro que sí, una más de las que gozan cada día de sus letras, de la literatura de Cabral, de cuantos aquí escriben que, sin lugar a dudas, “conquistados” por Pla, disfrutan tanto como yo, este lugar tan singular como bello.
En Los Ángeles, la ciudad en la que resido, pude disfrutar a primeros de año de LA MAGIA DE CABRAL, como Pla bautizara a su libro en honor al maestro. Hasta me cupo la dicha de poder abrazarle y mostrarle todo lo que me hizo sentir en aquella memorable noche. ¿Cómo no amar a Facundo Cabral tras sentir en mis carnes las emociones de sus canciones y de sus oraciones? Aquella noche inolvidable vivirá dentro de mi ser; jamás olvidaré a un ser que, en menos de dos horas me recordó mi grandeza como ser humano; me hizo comprender mi riqueza; me revitalizó mi propio instinto humano; me devolvió las ganas de vivir; me ilusionó en todo mi ser como nunca antes nadie había logrado. Por todo ello, contar ahora y aquí las emociones de aquella noche irrepetible, es el lujo que me permite Pla Ventura puesto que, sin él, sin su página, nadie podríamos compartir con el resto del mundo lo que hemos sentido junto a Cabral.
He sido muy sincera, Pla; he dejado que volara mi imaginación para entrelazar los recuerdos de aquella noche inolvidable en que, repito, Cabral me transportó hacia el paraíso. Sepas que, si mis letras sencillas han servido, como antes te decía, para ponerle música a la partitura de nuestra amistad, con ello me sentiré muy dichosa. Sepas que te admiro con todas mis fuerzas; eres esa luz que se nos presenta en el camino para iluminar nuestra alma, porque en cada letra nos muestras tu faz más linda y transparente. Tipos como tú, de no existir, habría que inventarlos. Tú pagina es el estandarte portador de todos tus sentimientos porque, en cada una de tus letras, Pla, muestras tu inquebrantable anhelo por lograr un mundo mejor; no pregones nada, lo dicen todo tus acciones, tus letras, tus sentimientos que, expresados a tu forma y manera, logras conmovernos a todos. Que Dios te siga bendiciendo. |