ola, soy yo de nuevo, tu amigo Juan. En esta ocasión especial quiero que me acompañes, pues tú y yo iremos a una fiesta...pero no es una fiesta cualquiera, es una fiesta istmeña, en Juchitán, Oaxaca, la tierra de mis antepasados. Ven, cierra tus ojos y abre tu corazón. Prepárate, pues sé que te fascinará.
¿Escuchas la música? es la banda que viene a lo lejos desde la casa de los mayordomos y ya se acercan a la plaza. Mira la gente que viene y va, todos llevan comida para degustar y compartir. Mmmmm, que rico huele el ambiente, una mezcla de de aromas que le abren el hambre a cualquiera. Ven, sígueme, es por aquí. Esta calle nos llevará a la plaza, pero pensándolo bien, detengámonos aquí un momento para que veas como es una regada juchiteca.
No pueden faltar lo cohetes, mismos que son esenciales para darle ese toque especial a la festividad. La procesión se acerca a la plaza, la gente la mira a su paso por las calles de Juchitán, y una vez en dicha plaza, un gran público se arremolina alrededor de una plataforma, misma que fue colocada para que los capitanes suban a ella con sus acompañantes. Ven, vayamos junto al entarimado, no quiero que pierdas detalle alguno. Mira, los capitanes bajan ya de sus caballos y se dirigen a la tarima, seguido por todo un séquito de de mujeres vestidas con el traje regional y niños de ambos sexos. Todos llevan en bandejas plásticas y bolsas de mandado frutas, tales como naranjas, plátanos, caña, ciruelas y mandarinas. También llevan juguetes, jícaras, manteles para las tortillas, platos de plástico y muchas cosas más, mismas que serán arrojadas al público que los contempla al pié de la tarima, que está ansioso por que "La Regada" dé comienzo. A una orden, todos los que están arriba del entarimado se preparan, tomando sus bandejas y bolsas, mientras la gente alza sus manos, pues saben que la diversión empezará muy pronto. A un mismo tiempo todos comienzan arrojando el contenido de bolsas y bandejas al público, quien se afana por atrapar algo de la lluvia de obsequios que están siendo "regados". Capitanes y acompañantes continúan lanzando aquella lluvia de regalos hasta que se agota, entonces arrojan bolsas y bandejas a la gente. Termina "La Regada", y todos comienzan a abandonar el entarimado, ahora en dirección a la plaza, pues ocuparán sus mesas. Sígueme, no te quedes, pues te perderás de lo que viene.
Por fin llegamos. Mira todo, que hermoso, ¿ya viste los adornos? de muchos colores, ¡todo tan radiante y alegre! Así es esta gente a la que pertenezco. ¿Ya viste? allá arriba, en las carpas, también están colgados en ella muchos regalos que los invitados arrancarán en el momento indicado. Hay abanicos, trastes plásticos de colores, jicaritas, juguetes, mantas, tortilleras, bolsas de mandado, jicapestles, que son una especie de jícaras hechas del fruto de una planta que se seca y se corta para tal efecto y posteriormente se pinta y se adorna con bonitos motivos. Todos los regalos tienen como fin ser útiles en el uso del vivir cotidiano, pues aquí no hay vanidad ni nada por el estilo. Ya empezó la música, ¿oyes esa canción?, se llama "Fandango Tehuano". La escucho y la piel se me enchina, y es que la conozco desde que estaba en el vientre de mi madre. La gente ya empezó a bailar. Ahora te voy a mostrar las mesas de la limosna, pero no es lo que tu crees, por aquí.
Mira, esta es la mesa en la que las mujeres dan su "limosna", pero en sí no se trata de una limosna verdadera, sino que aquí vienen y dan su cooperación, y a cambio de eso les dan una flor que se ponen como adorno en el pelo, misma que a su vez sirve como "comprobante" a la vista de que ya dieron la "limosna". También se les da una cerveza de cuartito en señal de cortesía. ¿Que qué se hace con todo lo que se reúne? ¡Ah! si, esto se utiliza para comprar más horas de música cuando el contrato se termina. Pero ahora te voy a llevar a la mesa de los hombres.
Ves que aquí la única diferencia es que en vez de que te den una flor por tu cooperación, te dan un paliacate rojo que te amarras al cuello en señal de que ya diste la limosna, y también tu respectiva cerveza de cuartito como cortesía. El dinero colectado se usa para lo que ya antes te dije. Otra costumbre es que desde que el hombre y la mujer ya llagan a la pubertad, deben entrar con un cartón de cerveza al lugar de la fiesta; el hombre lo hace llevando el cartón en el hombro, y la mujer cargándolo pegado a su cadera.
Míralos como van, se ven gallardos llevando la cerveza. Pero quiero que me acompañes, te llevaré a conocer a mi familia. Mira, esta es su mesa y allí están todos mis tíos, mis tías, mis primos y mis primas...y todos mis sobrinos y sobrinas. Si, ella es mi abuelita, y ella es mi mamá. Mi papá no vino, el prefirió quedarse en casa, ¿por qué?, porque él es de otra región, de otro estado, él no es zapoteca. Ahora vamos a ver que hay de comer!!!
Toda esta comida se antoja, ¿verdad?... ¡mmmm! tamalitos de res con salsa roja, de mole negro con carne, de chipil, de frijolito, de dulce y chanchamitos de carne de cerdo. Unas de mis tías trajo tortitas de camarón y chiles rellenos, otra de mis tías trajo pescado asado, arroz colorado y molotes, alguien más trajo cochinita horneada, me gusta. La familia de al lado son vecinos de mi familia, y ellos trajeron barbacoa con su salsa verde, para taquear, ¡que delicia! Como te darás cuenta, cada mesa que tu ves, todas son una familia, y cuando digo "mesa", no me refiero al objeto en sí, sino al grupo de personas unidas por vínculos sanguíneos. ¿A donde se van todos? ¡Ah, ya sé! ¡de nuevo a bailar!
Conozco esa otra pieza, es "La Zandunga", la escucho y es como si nunca hubiese dejado de oírla. Ahora sí, toda la pista ya se llenó. Que bonito el traje regional de la tierra de mis antepasados, bordado, de terciopelo y de diseños variados. Mira a las mujeres, que hermosas son, es la mujer istmeña. Algunas bailan llevando una cerveza encima de sus cabezas, son muy hábiles. ¿Que por qué no voy a la pista? es que yo no bailo, pero si tú gustas...¡adelante!.
Disfruta esta fiesta, pues tú eres mi invitado de honor.