E ra una mañana fresca, recién nacida, de un sábado de julio de 2011, y estando en mí pequeño paraíso recibí una llamada de un hermanoamigo, Germán Villamizar, que me preguntaba afanosamente:
¿Ya te enteraste de la noticia? Con su voz deformada y poco clara, insistía en preguntarme una y otra vez, ¿ya lo sabes?
 Cabral con La Madre Teresa, la que fuera su icono en la vida. No, no sé de qué me hablas… Yo, sostenía entre mis manos una tacita de café y estaba parada frente a la ventana que tiene como fondo la cordillera occidental con sus caprichosas formas y un gran manto de nubes bajas, húmedas y blancas que parecían a partir de ese momento presagiar una noticia que me conmovería para siempre: “Nuestro amado amigo, compinche, maestro, Facundo Cabral había sido baleado en Guatemala rumbo al aeropuerto….
No, no me lo podía creer, lloraba, temblaba, y me dispuse en ese momento a regresar a la ciudad, sentía la imperiosa necesidad de comunicarme con mis hermanos del mundo, me urgía hablar con ellos, con Leticia Lucero, en Mendoza, con Carlitos Requejo en Buenos Aires, con Malú en Medellín, con Javier en México, con Luís en España, necesitaba asimilar, comprender y aceptar lo que había ocurrido….
Así lo hice, mi hijo mayor, Andrés, se ofreció para acompañarme de regreso a casa y entre preguntas sin respuestas y mis ojos empañados empezamos a comunicarnos unos con otros hasta que al final del día ya habíamos prácticamente logrado comunicarnos entre todos, saber cómo estábamos todos a lo largo y ancho de este planeta y no fue tarea fácil, pero lo logramos, nos dimos la forma de comunicarnos, desde argentina a México y desde España a Colombia y desde Colombia a cualquier rincón del mundo, estábamos asombrados, incrédulos, pasmados por la sorpresiva noticia… y unidos está vez por el dolor…
 Facundo en la que entendía siempre como un paraíso, una librería Lo que sucedió en los días siguientes nos dejó desconcertados, el cuerpo de nuestro querido amigo en Guatemala, luego… el sepelio…., y al parecer, la sensación que quedó flotando en el ambiente era de que ahí había terminado todo, pero NOOOOOOOOOOO, que va, eso no es, ni será posible jamás.
Facundo tuvo la fortuna de gozar de muy buenos amigos, leales, fieles, sinceros, desinteresados, y yo conozco dos, dos muy importantes en su vida que se encargarán de perpetuar su obra, Luís Pla Ventura como su mejor antólogo dicho por el propio Facundo y, su lazarillo, amigo, confidente y compinche incondicional como nadie, Carlos Alberto Requejo que se ocupó de todo en todo momento, de lo que el amado Facundo necesitara, desde compañía, medicinas, hasta apoyarlo en todo lo que fuera necesario porque nadie igual que Carlitos para estar ahí pendiente de todo y Facundo confiaba en él como nadie en el mundo….
 La Magia de Cabral, el libro que nos inspiró la feliz autora de este relato A nosotros, nos dejó unidos como una piña, estamos por todas partes y no somos sus fans, no tenemos nada que ver con eso. Facundo ya había encendido la luz de su alma para hablar de cosas profundas, para ayudarnos a despertar, tenía la sensibilidad para motivarnos; sus conciertos dan fe de lo que digo, es por eso cuando mañana se completan cinco años de haberle arrancado la vida que siempre vivirá entre nosotros.Es una lástima, eso sí, que casi setecientos cuadernos Jean book con sus escritos, de puño y letra, inéditos, no podamos disfrutarlos, ¿de cuánto nos estaremos perdiendo?, de ahí que nos aferremos a lo que circula libremente en internet y en las librerías porque eso era lo que él pretendía, difundir la luz.
Facundo tiene dolientes por todas partes, y así como la vida nos fue organizando, y uniendo a través de su filosofía, así, nos mantendremos unidos hasta el fin de los tiempos.
Honro su memoria, su vida, su obra, su intelecto, su corazón, su mensaje, y su forma de haber pasado por este lujoso planeta azul, habiendo como un profeta, enseñado como es que se vive y se puede amar incondicionalmente y ser feliz siempre.
 Eternamente........Facundo Cabral. Gracias amigo querido, debes estar en otros mundos, qué sé yo, haciendo algo útil, repartiendo besos, tarareando una canción, vagabundeando entre las estrellas y soñando que estás aquí cuando en realidad lo estás, porque nunca te fuiste ni te irás. |