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l final, ¿quién puede decir que no estamos ya dentro de la máquina del tiempo?¿Cómo podríamos siquiera imaginar que tantas cosas puedan suceder en un mismo día?¿Cómo podemos pasar tan rápidamente de una gran tristeza a una inmensa alegría?  

Somos tan frágiles, tan susceptibles, tan sensibles  al dolor ajeno, tan gozosos con nuestras alegrías, que es imposible no reconocer que definitivamente somos hechos a imagen  y semejanza de Nuestro Señor, pero al final, tan humanos, tan inmensamente humanos……

Este día se han ido tres madres de este mundo, madres cercanas a nuestras vidas…

La mamá de Pacho, un amigo de mi hija, chicos tan jóvenes que se quedan huérfanos de ese ser que tanto los protege y los acompaña en todas sus buenas y malas como el mismo joven ha escrito en su Whatsap “madre, tanto dolor al no tenerte ya”, pero al mismo tiempo “tanta  paz al saber que allí estarás mejor que aquí”, pues Dios mismo te acoge hoy en su reino….

La mamá de mi amiga Marcela, quien también hoy partió, no sin antes dejarnos claro que nada está escrito sobre la muerte, ella, una señora de noventa años, ya con muy poca movilidad, pudo andar toda una semana allí, en la casa de aquí para allá y de allá para acá, haciendo todo lo que quiso, cambiando las cosas de lugar, sin mover su cuerpo físico de la cama.  

Si, así es, lo que tantos nos tardamos tantos años en aprender y que aún no lo logramos, lo logro ella al final de sus días…. Deambular por todos los lugares que quiso, sin que nadie la pudiera detener, pues todos la veían “en la cama”….

La “posiblemente mamá”, que murió también hoy,  atropellada allí, a unas cuadras de la casa y a unos pasos de mi hija, hija a la que Dios en su infinita misericordia detuvo en la casa unos minutos más para posiblemente no ser ella la que estuviera allí en ese momento….

De todas estas tristezas pasar a una dicha sin par, a un gozo sin igual, sin poderse explicar la emoción que embarga no solo el corazón sino toda la vida, al saber que mi hija hoy termino académicamente la Carrera Profesional, fue exonerada de exámenes finales de todas las asignaturas por su buen promedio…

¿Acaso existe una felicidad más grande de ver culminar con un rotundo éxito a un hijo?

Después de toda una historia larga de veinte años de angustias, dolores, llantos, desesperanza,  préstamos aquí y allá para poder terminar y que al final, ya hoy, se termina, se cierra, se culmina con tanto éxito…

Después de esto….

¿Cómo no agradecer a Nuestro Dios el haber permitido semejante hazaña?

¿Cómo no agradecer a Dios el que haya puesto a lo largo  y ancho de este tiempo a tantos ángeles que incentivaban, acompañaban, fortalecían el paso por todo este proceso?   

¿Cómo no agradecer a Dios y poner en sus manos a todas las personas de los Colegios y Universidad donde estuvo mi hija?

¿Cómo no poner en manos de Dios las vidas y los futuros de mis padres, hermanos, cuñados, tíos que acompañaron a mi hija, que le dieron ánimo, que la fortalecieron con sus palabras y ejemplos para que lograra llegar al final del camino?

¿Cómo no agradecer a Dios y poner en sus bondadosas manos las vidas de todas las personas que me acompañaron a mí para lograr avanzar y no desfallecer en mi lucha de buscar un mejor futuro para mi hija?

¿Cómo no agradecer y poner en manos de Dios a tantas personas durante estos 20 años que sin conocernos, nos llenaron de fortaleza, nos acompañaron con sus oraciones, nos dieron ánimo para seguir adelante, cuando ya nadie se acordaba que existíamos?

Pero principalmente, queremos  hoy,  agradecerte DIOS, por ser TÚ el hacedor de esta felicidad que nos embarga, por ser TÚ el que nos llevabas en tus brazos en tantas ocasiones que decidimos ya no continuar más, que ya cansadas, solas y totalmente entristecidas rogábamos que al día siguiente ya no volviéramos a despertar, gracias por todos los ángeles que pusiste a nuestro paso, gracias por  AMARNOS tanto como nos AMAS.   

¡¡¡GRACIAS SEÑOR!!!