Juntos emprendimos un sendero ligeramente empinado que nos llevó hasta un banco de madera, nos sentamos el uno junto al otro en silencio, él en sus pensamientos yo en los míos, no eran opuestos pero sí diferentes, creo que yo le quería.
Detrás de nosotros había un bosquecillo de Abedules y estábamos en el punto más alto de una amplia colina cubierta de un espeso prado que descendía ... |