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Fábula de Pla Ventura

  • Número de capítulos publicados: 42
  • Publicación semanal cada miércoles
 
  Publicación del próximo capítulo: miércoles 13/12/2023  
 
   : Capítulo # 6 16/11/2011
  SU NATURALIDAD  

A

unque parezca mentira, hay veces en la vida de las persona que, incluso hasta a la coherencia más rotundamente vivida, suele hacérsele difícil salvar a sus practicantes de las sorpresas del destino y de las vueltas que da el camino.

A veces suceden cosas, que ni en sueños los coherentes podrían imaginar ... Y sin embargo, suceden.

Sara, es una de esas personas muy coherentes.

Pero en su vida sucederán cosas que ni en sueños ella hubiera imaginado que le sucederían.

Cosas que suceden sin anunciarse ... como es el caso del amor y de la muerte, que llegan el día más insospechado e inesperado a golpear la puerta.

Cosas que llenarán, los casi inexistentes vacíos de su vida.

Cosas que nunca buscó y, se le presentarán como la más enigmática, de las sorpresas.

Dios no se queda con nada de nadie; cada cual recibe, como premio, aquello que ha sembrado.

De todas maneras, Sara siempre ha sido consciente que el destino, juega también, dentro de su misma partida. Y sabe por experiencia que la felicidad no hay que buscarla; hay que vivirla por completo en todas las acciones emprendidas y, al final puede que llegue el premio, pero este hecho no es el que más cuenta. Lo que cuenta siempre, es vivir.

Y precisamente a vivir, estaba abocada Sara, el ciento por ciento de cada uno de sus días.                                                                                        

Igualmente algo más llegaría a su vida y quebraría esa “tranquilina” paz del valle,  en la cuál se había felizmente acostumbrado a vivir. Y a su vida, volvería a rondarla otra vez el amor, irrumpiendo como un volcán en erupción, con un torrente de ilusiones que arrebataría su cuerpo y, a todo su bendito ser.

Sara de por sí era el mismísimo amor en todas sus acciones, razón de peso para que ahora resultara premiada por completo con un poco más del mismo elixir.

Y como todo en la vida, nada es gratis aunque digan por ahí, que lo mejor de ella lo es, esto también se aplica para con las cosas del alma; porque para todo se paga un precio y, aunque pareciera que para las cosas del alma no existe moneda de curso legal para pagarlas; sí existe y se traduce en esa forma de ser por la que uno se labra el futuro y por la que puede recibir en función de lo que siembra, un premio o un nuevo aprendizaje, que puede ser incluso doloroso. Dios es siempre Él que decide, en función de lo que nos haga falta.

De todas maneras, causaba alegría contemplar la actitud de Sara ante la vida. Ella regalaba ilusiones por doquier; porque practicaba esa felicidad con la que se inunda al barrio, es decir, contribuía a la vida plena de cuantos la rodeaban y amaban.

Sara sabía del gran negocio que para ella suponía ser buena persona.

Su vida era puro afán; el día le quedaba pequeño; sostenía que los días deberían de tener más de cincuenta horas para hacer todo lo que su corazón le demandaba. Y tenía Sara una virtud, que para muchos no debería catalogar como tal, ya que por lo general para la mayoría, la soledad, es un castigo, pero para Sara, era una bendición puesto que la misma es la que le permitía ser lo que en realidad deseaba, un torrente de ilusiones para contagiar a todos, y esto es lo que hacia, tanto en el ámbito laboral como en su feudo de Internet donde había logrado conocer a muchas personas por el mundo.

Y si de Internet se trata, Sara vive acorde con estos nuevos tiempos que corren hoy y, por dicha razón, tenía una ventana abierta al universo de la red de redes, era algo que sentía que no podía dejar de hacer, de ahí que decidió un buen día, dar a luz su actual blog. Un muro cibernético donde gustaba de compartir algunas de sus profundas inquietudes y anhelos.

Esta nueva forma de comunicarse que tiene nuestro mundo ahora, es sabido que, es otra forma más de contactarse – pese a la intermediación de este medio tecnológico – “directo” con el corazón de los semejantes y, que muchos gozan por completo. Ya no hay barreras en el globo terráqueo; y, al menos en Internet es más fácil reconocer, que es verdad, ese axioma que dice que ahora somos todos en uno mismo. Sara se sentía parte de este universo genial en el que había encontrado muchos admiradores gracias al prolífico trabajo que volcaba en la Red. Por esas narraciones que colgaba en su blog y por la generosidad y altura de miras para con la propia vida que volcaba en ellas, varios seguidores y suscriptores tenía en su haber, y la admiraban con sinceridad.

Ni ella misma lo creía; era algo inaudito porque en realidad, donde Sara se sentía realizada era en su trabajo, de la empresa; pero, aquello de saberse querida por este medio cibernético, era algo nuevo que la emocionaba. Y gracias a Dios, que la dotó de humildad, ésta le impedía cualquier atisbo de vanidad, razón por la que obraba con tremenda naturalidad en todos los órdenes de su vida por lo tanto, por este medio, no existía ninguna excepción.

Sara era, como Dios la había hecho y, de tal manera se comportaba fuere donde fuere que se hallase, pero siempre con esa naturalidad que la caracterizaba y, que por ser tan natural y espontánea, calaba en el corazón de la gente.

¿A quién le gusta contemplar ídolos de barro por las esquinas?. Sinceramente. ¡ A nadie!, por eso una persona cargada de naturalidad y modestia, inevitablemente produce empatía y también contagio.

Sara es la autora de sus propias convicciones, la dueña de su corazón y también del caudal de sentimientos que vive extrapolando hacia el universo para que los demás, gocen por completo junto a ella.

 
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